El Presidente de Belarús, Aleksandr Lukashenko, subrayó la importancia de celebrar esta fecha durante su discurso en la reunión solemne dedicada al 80º aniversario de la Victoria del pueblo soviético en la Gran Guerra Patria, informa el corresponsal de BelTA.
Al comienzo de su discurso, el Jefe de Estado señaló que le gustaría compartir sus reflexiones actuales sobre las celebraciones del Día de la Victoria. El Presidente rozó este tema de paso cuando estuvo recientemente en Volgogrado.
“Juzguen ustedes mismos. Pasaron 80 años desde aquel gran día en que nuestras tropas soviéticas derrotaron al enemigo más peligroso y terrible del siglo pasado. 80 años. ¿Y nosotros? Creamos monumentos conmemorativos, complejos: Khatyn, Olá, Krasny Béreg, Fortaleza de Brest, Campo de Búinichi. Los volvemos a modernizar invirtiendo fondos colosales. Erigimos monumentos, los reconstruimos, ponemos en orden, cuidamos de ellos. La Colina de la Gloria, la Plaza de la Victoria, el monumento a la ciudad heroica de Minsk. Recogemos poco a poco los hechos de las victorias y los horrores de aquella guerra. Vamos a estos monumentos y memoriales, llevamos a nuestros hijos de la mano. Enseñamos en la escuela, en las universidades, profundizando en esa guerra, encontrando el nervio que nos hizo ganar”, dijo Aleksandr Lukashenko.
Añadió que en el país se celebran miles de actos temáticos, se ruedan películas, se escriben artículos. Los científicos también están profundamente inmersos en los años pasados.
“Y cada uno tiene su propia actitud hacia estos años y esta guerra. Nuestra sociedad, se podría decir, está dividida en algunos grupos. Grandes grupos. Para algunos, lo que he dicho es natural. Porque no sólo vieron los horrores de esa guerra, algunos de ellos lucharon con armas en sus manos. Así que para ellos la guerra y la Victoria, de la que estamos hablando hoy y hablaremos mañana, estoy seguro, es un desarrollo natural de los acontecimientos desde el punto de vista del hecho de que ellos mismos fueron los creadores de esta misma Victoria”, notó el mandatario.
Otro grupo de la sociedad son los hijos de los que lucharon en la guerra. Aleksandr Lukashenko señaló que él mismo pertenece a esta categoría. “Oímos hablar de los horrores de esta guerra. Es inadmisible para nosotros. Es sencillamente inaceptable para nosotros. La llevamos en la sangre. Tenemos hijos que, naturalmente, no vieron esta guerra. No escucharon las historias de los testigos de este dolor, de esta guerra. La ven en nuestros monumentos, en nuestros museos. La perciben tanto como nosotros se la presentamos. Y todas estas categorías, grupos de personas perciben esta guerra y nuestra victoria de diferentes maneras, igual que cada uno percibe lo que pasa en la vida en general a su manera”.
“Hay, sin embargo, otro grupo de personas. ¿Vale la pena hablar de él hoy? Incluye a nuestros fugitivos y a los que hoy han heredado el gen del fascismo. Los que han huido al otro lado del océano y más allá. Desde allí nos dan consejos. Siempre surge la pregunta (no nos engañemos en este día sagrado): ¿quizás no deberíamos celebrar el Día de la Victoria? 80 años. ¿Tal vez sea suficiente? ¿Para qué sirve todo esto? Como algunos nos aconsejan desde allí: “Que duerman en paz”. Esos casi 30 millones de soviéticos y otros de Europa. 30 millones de chinos muertos que lucharon contra el militarismo japonés. 30 millones. Y en general ya se habla de la cifra de 70 a 100 millones de muertos en la Segunda Guerra Mundial. 80 años. Repito una vez más: ¿tal vez sea suficiente? ¿Tal vez no sea necesario? Para qué todo esto: actos, reuniones solemnes y no solemnes, desfiles, a veces con riesgos (es especialmente relevante hoy para Moscú). ¿Quizá les dejemos dormir en paz?”, se preguntó el Jefe de Estado.
“Sobre todo, seamos francos, algunos lo hacen formalmente. Para mi gran vergüenza y pesar. Mis subordinados. Mis subordinados directos, quizá indirectamente a través de alguien. Los funcionarios que organizan estos actos por mandato. Esto es inaceptable, especialmente cuando se trata de niños y jóvenes. No lo hacen de corazón. Por eso, la pregunta es aún más importante y urgente: ¿tal vez sea suficiente? ¡No, queridos míos, no será suficiente! No será suficiente porque lo hacemos para que no vuelva a ocurrir. Ya lo dije en Khatyn: si olvidamos el camino a los monumentos, si olvidamos el camino a Khatyn, llegará a nuestro país. No queremos eso. Hablé de ello en la sagrada tierra de Stalingrado. ¡No queremos eso! Por eso lo hacíamos, lo hacemos y lo haremos. Esta es una respuesta a los que intentan apartarnos de esta Gran Victoria. ¿Y si vuelve a ocurrir? Y si vuelve a ocurrir, para que nos demos cuenta de que hubo personas que, sin escatimar sus vidas, todo lo sagrado que tuvieron, defendieron esta tierra, defendieron su país. Defendieron a sus familiares, amigos, hijos, seres queridos. Y nos dieron ejemplos de esta defensa”, afirmó el dirigente belaruso.
Aleksandr Lukashenko recordó que los ciudadanos soviéticos a veces iban deliberadamente a la horca en aras de la victoria, luchaban y morían sacrificadamente. “Iban sin miedo. Son ejemplos para nosotros. Y hoy lo temen mucho en el extranjero”, señaló el Presidente.
El mandatario también habló de esta cuestión desde un punto de vista puramente humano, incluso en el contexto religioso: “Millones de personas muertas están allí en el cielo. Tanto los creyentes como los ateístas estarán de acuerdo conmigo en que, con el tiempo, nosotros también estaremos allí. Así es la vida. ¿Y cómo será si nos encontramos con ellos? ¿Si no apreciamos su hazaña, si no honramos su memoria, si no les agradecemos cada día la hazaña que hicieron en nuestro nombre para que pudiéramos vivir? ¿Con qué ojos los miraremos entonces?”.
“Así que juzguen ustedes mismos. Nuestras vidas serán juzgadas por nuestros hijos, entre otros, de la forma en que juzgamos y apreciamos la memoria de nuestros padres. Así que, si queremos que la nueva generación, nuestros hijos y nietos, nos traten con respeto, debemos honrar esa memoria. La memoria de estas personas, que dieron su vida por nosotros”, resumió el líder belaruso.