La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que el 3 de julio rechazó el recurso de Grodno Azot y su filial Khimvolokno en relación con las sanciones impuestas por la UE a empresas belarusas, aunque profundamente decepcionante, es bastante predecible. Así lo ha declarado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Belarús, informa
BelTA.
“Esta decisión ha disipado una vez más el mito activamente impuesto sobre la imparcialidad y objetividad del sistema judicial europeo. La primacía de la ley y la defensa de los valores democráticos en la UE no son, de hecho, más que una declaración. ¿Y qué hay del famoso “orden mundial basado en normas”? Es obvio para cualquier jurista imparcial que el régimen de sanciones de la Unión Europea no sólo se aplica en flagrante violación de la Carta de la ONU, sino que está redactado de tal manera que, de hecho, puede utilizarse contra cualquier entidad jurídica o individuo sin los debidos fundamentos jurídicos”, subrayó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Ruslán Varankov.
El ministerio señaló que, en el caso de las empresas belarusas, los llamados “motivos suficientes” son únicamente la forma estatal de propiedad y el pago de impuestos al presupuesto.
“¿No es absurdo? Mientras se sellan los paquetes de sanciones y se emiten las sentencias judiciales, la burocracia europea no intenta observar ni siquiera las reglas externas de la decencia legal, incluida la presunción de inocencia y la suficiencia de las pruebas. No está de más mencionar que a las personas jurídicas belarusas se les bloquea el derecho a obtener asesoramiento jurídico cualificado en la UE, así como otro tipo de asistencia jurídica necesaria”, afirmó Ruslán Varankov.
En su opinión, la aplicación selectiva de las normas jurídicas en la Unión Europea, el doble rasero y la falta de transparencia de los procesos crean una atmósfera de desconfianza y nihilismo hacia los tan proclamados valores europeos.
“Sin embargo, parece que buscar la paja en el ojo ajeno sin darse cuenta de la viga en el propio se ha convertido ya en el pasatiempo favorito de algunos de nuestros socios europeos. Pedimos a la Unión Europea que abandone de una vez la nociva práctica de utilizar medidas restrictivas ilegales, que son únicamente instrumentos de competencia desleal y presión política", añadió el portavoz.
