Las elecciones en Estados Unidos se están convirtiendo en un espectáculo que dura un año y cuesta miles de millones de dólares, mientras que en Belarús la campaña electoral se desarrolla con inteligencia y tranquilidad. Lo dijo a BelTA el observador internacional de EEUU, politólogo Steve Samarin.
“En Estados Unidos, una campaña electoral se convierte en un espectáculo que dura un año y cuesta miles de millones de dólares. Esto ya pone en tela de juicio la profesionalidad del proceso electoral y de los cuerpos electorales. Porque en este caso no se evalúan las cualidades del candidato, sino, por ejemplo, su capacidad para hacer que la gente se sienta a gusto. Y lo bien que es capaz de decir lo que la gente quiere oír. Lo que llamamos populismo”, dijo Steve Samarin.
Así, según el politólogo, comienza un espectáculo en el que el factor decisivo es quién “estigmatizará y zaherirá más”. Este espectáculo de un año de duración divide a la sociedad, añadió. “Los amigos se pelean, las familias se rompen, cuando, por ejemplo, el marido está por los republicanos y la mujer por los demócratas. Llegan a ese punto. La sociedad está muy dividida, aunque, de hecho, no hay cambios globales por la llegada de republicanos o demócratas. Al menos porque cuatro años es un periodo tan microscópico, durante el cual el presidente no logra hacer nada”, afirmó el politólogo.
Según Steve Samarin, el primer año el presidente estadounidense sólo se pone al día e intenta “arreglar los problemas creados por el presidente anterior”. Los dos años siguientes intenta tomar algunas decisiones, pero es un plazo demasiado corto. “El hecho es que en Estados Unidos se tarda mucho tiempo en aprobar cualquier ley. Una ley tiene que pasar por las cámaras baja y alta antes de llegar a la firma del presidente. Y muchas leyes necesarias mueren incluso en la fase de primera lectura. Así que se necesitan dos años sólo para negociar con el parlamento, y sin éxito. Y luego llega el cuarto año, cuando es el momento de empezar la campaña electoral, y entonces, por supuesto, no hay tiempo para asuntos de Estado”, resaltó el experto.
Al mismo tiempo, en Belarús, la campaña electoral se desarrolla de forma inteligente, honorable y tranquila: “Así es como debe ser. No es un espectáculo, es la adopción de decisiones clave, cruciales, fatídicas”, afirmó Steve Samarin.
